Capítulo 6: ¿Qué estás tramando, Rina? ¡La reñida competencia para chambelán! (1era parte)

 


Ya todo está dicho. Con Rina hemos decidido que mi fiesta será el sábado de la próxima semana. Fíjense que hasta me pidió coordinarlo con mis padres. Cuando ellos oyeron la buena nueva no podían creer que la heredera de una de las familias más ricas y poderosas del país me costearía mi fiesta de quince años. Una vez superaron su estado de shock, me abrazaron y me felicitaron por tener una amistad tan buena y tan noble… ¡los muy hipócritas! ¿Creen que no me di cuenta de cómo les brillaron los ojos, sobre todo a mi madre, apenas escucharon el apellido “De La Riva”? ¡Les juró que en ese momento mi madre me pareció Sméagol contemplando a su precioso! ¡Uy, qué rabia me dio! Pero basta de lamentaciones, ya todo está consumado, y ya sea que el asunto termine en milagro o en pesadilla, lo importante es que mi soñada fiesta de quince años se llevará a cabo. Por supuesto eso no significa que me dormiré en mis laureles. Debo permanecer alerta, pues sinceramente no confío en esa boca de cactus, estoy segura de que trama algo, no sé qué, pero trama algo, ¡así que a estar con los ojos muy abiertos! ¡Te lo advierto, Rina, sea lo que sea que trames, no dejaré que te salgas con la tuya!

***

Aquella calurosa mañana de comienzos de primavera el colegio Yaraví fue testigo de una gran conmoción. Apenas Mandy llegó a su centro de estudios se topó con la inusual agitación. Todos hablaban de un gran evento que se llevaría a cabo en la mañana del sábado, es decir, dentro de dos días. Mandy paró la oreja para tratar de averiguar algo más al respecto, y grande fue su sorpresa cuando oyó que el evento del que todos hablaban llevaba por nombre “Gran competencia para convertirse en el chambelán de la princesita púrpura”.  

–¡¿Se puede saber qué rayos significa esto?! –una indignada Mandy les pidió explicaciones a sus amigas cuando se las encontró en el pasadizo de afuera del salón.  

–Ay, sabía que se iba a enojar –Estela comentó con Bianca en voz baja.

–¿Quién será la valiente que le diga lo que ocurre? –Bianca le preguntó a su vez. De inmediato las dos miraron a Roberta.

–¿Por qué siempre tengo que ser yo?

–¡Confiesa, Roberta! ¡¿Qué está pasando aquí?! –una furibunda Mandy tomó del cuello de la chaqueta a su amiga y la zarandeó.

–Esto –Roberta le tendió a Mandy un volante. Mandy se lo arranchó de la mano y lo leyó con avidez.

–“Gran competencia para convertirse en el chambelán de la princesita púrpura Mandy Valentina Carpio Shelley. El sábado… de setiembre la princesita púrpura de tu escuela celebrará sus quince primaveras. Sin embargo, ella necesita de un chambelán que la acompañe en el baile de honor. Si tienes entre 14 a 16 años, anímate a participar de la gran competencia de obstáculos que se realizará este… de setiembre para encontrar al merecedor de tan alto honor. Así que ya lo sabes, joven galán, si quieres vivir la experiencia de ser la pareja de baile de una exótica princesa extraterrestre, ¡esta es tu gran oportunidad! –ella leyó en voz alta.

Una vez Mandy terminó de leer lo que decía el volante, lo estrujó con ambas manos en tanto los dientes le rechinaban de la rabia. –Esa infeliz… ¡¿Cómo se ha atrevido a hacerme esto?!!! –Mandy gruñó cual si fuese un perro rabioso.

–¡Ejem! Hablando del diablo –Roberta señaló hacia atrás de Mandy. Esta última viró hecha una furia. A pocos metros de ella, por el pasadizo Rina repartía más volantes a diestra y siniestra. Una multitud de entusiastas estudiantes, todos hombres, la seguían como moscas a la miel.

–¡Y no se olviden, chicos, la competencia comenzará a las nueve de la mañana! Vayan entrenándose, que la cosa estará reñida –dijo Rina mientras seguía repartiendo sus volantes. Los chicos se peleaban y empujaban por coger uno; cualquiera que los viera creería que lo que lanzaba Rina al aire eran dólares.

–¡Tú!! –Mandy señaló con dedo furibundo a Rina. Corrió hacia ella con la intención de darle su merecido, pero a medio camino sus amigas la sujetaron para evitar que cometa una locura.

–Mandy, buenos días. Que coincidencia, justo estaba pensando en ti –Rina la saludó levantando la mano derecha y agitando sus dedos. En su rostro tenía dibujada una enorme sonrisa.

–¿Por qué lo hiciste? ¡Hasta dónde piensas llegar con tal de humillarme!

–¿Humillarte? ¿De qué me estás hablando? Más bien es todo lo contrario, con esto te has convertido en toda una celebridad, moradita.  

–Nunca te pedí que me conviertas en una maldita celebridad… ¡espera a que te ponga las manos encima, te voy a matar!!

–¡Oh my god! –Rina se llevó la mano al pecho–. ¿Cómo puedes ser tan malagradecida conmigo? Después de todo lo que he hecho para que tu deseo de tener la fiesta de quince años soñada se haga realidad… ¿quieres saber cuánto ya llevo gastando en los preparativos para tu fiesta, incluido el vestido que ya he escogido para ti?

–¡Me importa un bled…! ¿Dices que me has mandado hacer un vestido? –toda la ira de Mandy se esfumó de golpe.

–Así es, aunque hasta ahora solo tengo el diseño. Para confeccionártelo primero tendrás que tomarte las medidas.

–¡Quiero verlo! ¡Enséñamelo!

Rina sonrió. Sacó su celular y le mostró a Mandy los dibujos que le había mandado su diseñadora de modas.

–¡Es hermoso!! –Mandy chilló presa de la emoción–. ¡No puedo esperar más para probármelo!!

–Qué envidia me das, mujer –Estela comentó.

–Es el vestido más lindo que he visto en mi vida –Bianca estaba boquiabierta.

–No puedo esperar para verte lucir en tu fiesta tan fantástico vestido –le dijo Roberta.

Para este momento Mandy ya había sido soltada por sus amigas.

–Este sábado he sacado cita con la diseñadora para que te pruebes el vestido y le sugieras los arreglos que desees. Además, también podrás probarte estos otros –Rina le enseñó más diseños en su celular–. Una vez te decidas la diseñadora confeccionará el vestido para que se adapte exactamente a tu gusto y medidas. El sábado puedo mandar a mi chofer para que te recoja a tu casa si así lo deseas.

–¿En serio? ¿A qué hora será la cita?

–A las nueve de la mañana.

–¡Genial! –Mandy saltó muy contenta.                                                                                                  

–Mandy, ¡hey! –Roberta de pronto le tomó el brazo–. Esto me resulta muy sospechoso: ¿no es justamente a esa hora la competencia para escoger a tu chambelán?

–¿Eh? ¡Es cierto! ¡Óyeme, Rina! ¡¿De qué vas con todo esto?! ¡Te exijo que canceles inmediatamente esa estúpida competencia!!

Rina suspiró. Se acercó a Mandy y le dijo algo al oído. Esta última se puso pálida. Terminó asintiendo. –Como quieras –Mandy dio por terminado el asunto–. Vámonos, chicas –les dijo a sus amigas. Justo en ese momento sonó el timbre que anunciaba el comienzo de las clases. Los alumnos en el colegio comenzaron a entrar a sus respectivos salones.

–Oye, Mandy… ¡¿qué fue lo que pasó allí?! –Bianca le increpó–. ¿Dónde quedó la Mandy arrebatada e intransigente que conocemos?

–Es verdad –intervino Estela–. ¿Tú, Mandy Valentina Carpio Shelley, vas a dejar que Rina se salga con la suya, así como así? 

–Te desconozco, amiga –Roberta se mostró tan sorprendida como sus amigas.

–La inscripción a la competencia tendrá un costo. Rina me dijo que de ese modo se cobrará por todo lo que ha gastado en mi fiesta. Por cierto, ella me advirtió que de no darse la competencia para chambelán yo tendré que pagarle la deuda. No es por nada, pero si escojo la segunda opción la vida no me alcanzará para pagarle a Rina. ¡Y yo no quiero deberle nada, ni a ella ni a nadie!

–¿De cuánto dinero estamos hablando? –a Estela le picó la curiosidad.

Mandy observó en todas direcciones. –Vengan, se los diré al oído –les dijo a sus amigas. Las tres se le acercaron y ella les susurró la cantidad. Tal y como le sucedió a Mandy cuando Rina se lo dijo al oído, ahora Roberta y las demás se pusieron pálidas como el papel. Las tres tragaron saliva.

–O-o-oye, amiga –Roberta tocó repetidas veces el hombro de su amiga con su índice derecho–. estamos hablando de cantidades mayores… creo que lo mejor sería que te olvides de la fiesta para evitarte problemas.

–¡¿Olvidarme?! –Mandy replicó como si la hubiesen insultado–. ¿Acaso no has visto esa preciosidad de vestido que me mostró Rina? ¡Mi quinceañero definitivamente será la fiesta del siglo! ¡Así que no renunciaré, definitivamente no lo haré!

Roberta y sus amigas suspiraron resignadas. –Mira que estamos intentando hacer que entres en razón. Luego no nos vengas con que no te lo advertimos –le recalcó Estela.

–No seas testaruda, mujer. Rina definitivamente está tramando algo, eso se puede oler a leguas –añadió Bianca. 

–Bah, no pasará nada. No sean paranoicas.

Las amigas de Mandy fueron a sus respectivos lugares en el salón sin decir nada más. Conocían lo terca que era su amiga cuando se le metía algo en la cabeza, así que entendieron que seguirle insistiendo sería en vano.  


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