Capítulo 6: ¿Qué estás tramando, Rina? ¡La reñida competencia para chambelán! (1era parte)
Ya todo está dicho. Con Rina hemos decidido que mi
fiesta será el sábado de la próxima semana. Fíjense que hasta me pidió coordinarlo
con mis padres. Cuando ellos oyeron la buena nueva no podían creer que la
heredera de una de las familias más ricas y poderosas del país me costearía mi
fiesta de quince años. Una vez superaron su estado de shock, me abrazaron y me
felicitaron por tener una amistad tan buena y tan noble… ¡los muy hipócritas! ¿Creen
que no me di cuenta de cómo les brillaron los ojos, sobre todo a mi madre, apenas
escucharon el apellido “De La Riva”? ¡Les juró que en ese momento mi madre me
pareció Sméagol contemplando a su precioso! ¡Uy, qué rabia me dio! Pero basta
de lamentaciones, ya todo está consumado, y ya sea que el asunto termine en
milagro o en pesadilla, lo importante es que mi soñada fiesta de quince años se
llevará a cabo. Por supuesto eso no significa que me dormiré en mis laureles.
Debo permanecer alerta, pues sinceramente no confío en esa boca de cactus,
estoy segura de que trama algo, no sé qué, pero trama algo, ¡así que a estar
con los ojos muy abiertos! ¡Te lo advierto, Rina, sea lo que sea que trames, no
dejaré que te salgas con la tuya!
Aquella calurosa mañana de comienzos de primavera el colegio Yaraví
fue testigo de una gran conmoción. Apenas Mandy llegó a su centro de estudios
se topó con la inusual agitación. Todos hablaban de un gran evento que se
llevaría a cabo en la mañana del sábado, es decir, dentro de dos días. Mandy
paró la oreja para tratar de averiguar algo más al respecto, y grande fue su
sorpresa cuando oyó que el evento del que todos hablaban llevaba por nombre “Gran competencia para convertirse en el
chambelán de la princesita púrpura”.
–¡¿Se puede saber qué rayos significa esto?! –una indignada Mandy
les pidió explicaciones a sus amigas cuando se las encontró en el pasadizo de afuera
del salón.
–Ay, sabía que se iba a enojar –Estela comentó con Bianca en voz
baja.
–¿Quién será la valiente que le diga lo que ocurre? –Bianca le preguntó
a su vez. De inmediato las dos miraron a Roberta.
–¿Por qué siempre tengo que ser yo?
–¡Confiesa, Roberta! ¡¿Qué está pasando aquí?! –una furibunda Mandy
tomó del cuello de la chaqueta a su amiga y la zarandeó.
–Esto –Roberta le tendió a Mandy un volante. Mandy se lo arranchó de
la mano y lo leyó con avidez.
–“Gran competencia para convertirse en el chambelán de la princesita
púrpura Mandy Valentina Carpio Shelley. El sábado… de setiembre la princesita
púrpura de tu escuela celebrará sus quince primaveras. Sin embargo, ella
necesita de un chambelán que la acompañe en el baile de honor. Si tienes entre
14 a 16 años, anímate a participar de la gran competencia de obstáculos que se
realizará este… de setiembre para encontrar al merecedor de tan alto honor. Así
que ya lo sabes, joven galán, si quieres vivir la experiencia de ser la pareja
de baile de una exótica princesa extraterrestre, ¡esta es tu gran oportunidad!
–ella leyó en voz alta.
Una vez Mandy terminó de leer lo que decía el volante, lo estrujó
con ambas manos en tanto los dientes le rechinaban de la rabia. –Esa infeliz…
¡¿Cómo se ha atrevido a hacerme esto?!!! –Mandy gruñó cual si fuese un perro
rabioso.
–¡Ejem! Hablando del diablo –Roberta señaló hacia atrás de Mandy.
Esta última viró hecha una furia. A pocos metros de ella, por el pasadizo Rina
repartía más volantes a diestra y siniestra. Una multitud de entusiastas estudiantes,
todos hombres, la seguían como moscas a la miel.
–¡Y no se olviden, chicos, la competencia comenzará a las nueve de
la mañana! Vayan entrenándose, que la cosa estará reñida –dijo Rina mientras
seguía repartiendo sus volantes. Los chicos se peleaban y empujaban por coger
uno; cualquiera que los viera creería que lo que lanzaba Rina al aire eran
dólares.
–¡Tú!! –Mandy señaló con dedo furibundo a Rina. Corrió hacia ella
con la intención de darle su merecido, pero a medio camino sus amigas la
sujetaron para evitar que cometa una locura.
–Mandy, buenos días. Que coincidencia, justo estaba pensando en ti –Rina
la saludó levantando la mano derecha y agitando sus dedos. En su rostro tenía
dibujada una enorme sonrisa.
–¿Por qué lo hiciste? ¡Hasta dónde piensas llegar con tal de
humillarme!
–¿Humillarte? ¿De qué me estás hablando? Más bien es todo lo
contrario, con esto te has convertido en toda una celebridad, moradita.
–Nunca te pedí que me conviertas en una maldita celebridad… ¡espera
a que te ponga las manos encima, te voy a matar!!
–¡Oh my god! –Rina se
llevó la mano al pecho–. ¿Cómo puedes ser tan malagradecida conmigo? Después de
todo lo que he hecho para que tu deseo de tener la fiesta de quince años soñada
se haga realidad… ¿quieres saber cuánto ya llevo gastando en los preparativos
para tu fiesta, incluido el vestido que ya he escogido para ti?
–¡Me importa un bled…! ¿Dices que me has mandado hacer un vestido? –toda
la ira de Mandy se esfumó de golpe.
–Así es, aunque hasta ahora solo tengo el diseño. Para
confeccionártelo primero tendrás que tomarte las medidas.
–¡Quiero verlo! ¡Enséñamelo!
Rina sonrió. Sacó su celular y le mostró a Mandy los dibujos que le
había mandado su diseñadora de modas.
–¡Es hermoso!! –Mandy chilló presa de la emoción–. ¡No puedo esperar
más para probármelo!!
–Qué envidia me das, mujer –Estela comentó.
–Es el vestido más lindo que he visto en mi vida –Bianca estaba
boquiabierta.
–No puedo esperar para verte lucir en tu fiesta tan fantástico
vestido –le dijo Roberta.
Para este momento Mandy ya había sido soltada por sus amigas.
–Este sábado he sacado cita con la diseñadora para que te pruebes el
vestido y le sugieras los arreglos que desees. Además, también podrás probarte
estos otros –Rina le enseñó más diseños en su celular–. Una vez te decidas la
diseñadora confeccionará el vestido para que se adapte exactamente a tu gusto y
medidas. El sábado puedo mandar a mi chofer para que te recoja a tu casa si así
lo deseas.
–¿En serio? ¿A qué hora será la cita?
–A las nueve de la mañana.
–¡Genial! –Mandy saltó muy contenta.
–Mandy, ¡hey! –Roberta de pronto le tomó el brazo–. Esto me resulta
muy sospechoso: ¿no es justamente a esa hora la competencia para escoger a tu
chambelán?
–¿Eh? ¡Es cierto! ¡Óyeme, Rina! ¡¿De qué vas con todo esto?! ¡Te exijo
que canceles inmediatamente esa estúpida competencia!!
Rina suspiró. Se acercó a Mandy y le dijo algo al oído. Esta última
se puso pálida. Terminó asintiendo. –Como quieras –Mandy dio por terminado el
asunto–. Vámonos, chicas –les dijo a sus amigas. Justo en ese momento sonó el
timbre que anunciaba el comienzo de las clases. Los alumnos en el colegio
comenzaron a entrar a sus respectivos salones.
–Oye, Mandy… ¡¿qué fue lo que pasó allí?! –Bianca le increpó–.
¿Dónde quedó la Mandy arrebatada e intransigente que conocemos?
–Es verdad –intervino Estela–. ¿Tú, Mandy Valentina Carpio Shelley,
vas a dejar que Rina se salga con la suya, así como así?
–Te desconozco, amiga –Roberta se mostró tan sorprendida como sus
amigas.
–La inscripción a la competencia tendrá un costo. Rina me dijo que de
ese modo se cobrará por todo lo que ha gastado en mi fiesta. Por cierto, ella
me advirtió que de no darse la competencia para chambelán yo tendré que pagarle
la deuda. No es por nada, pero si escojo la segunda opción la vida no me
alcanzará para pagarle a Rina. ¡Y yo no quiero deberle nada, ni a ella ni a
nadie!
–¿De cuánto dinero estamos hablando? –a Estela le picó la
curiosidad.
Mandy observó en todas direcciones. –Vengan, se los diré al oído –les
dijo a sus amigas. Las tres se le acercaron y ella les susurró la cantidad. Tal
y como le sucedió a Mandy cuando Rina se lo dijo al oído, ahora Roberta y las
demás se pusieron pálidas como el papel. Las tres tragaron saliva.
–O-o-oye, amiga –Roberta tocó repetidas veces el hombro de su amiga
con su índice derecho–. estamos hablando de cantidades mayores… creo que lo
mejor sería que te olvides de la fiesta para evitarte problemas.
–¡¿Olvidarme?! –Mandy replicó como si la hubiesen insultado–. ¿Acaso
no has visto esa preciosidad de vestido que me mostró Rina? ¡Mi quinceañero
definitivamente será la fiesta del siglo! ¡Así que no renunciaré, definitivamente
no lo haré!
Roberta y sus amigas suspiraron resignadas. –Mira que estamos
intentando hacer que entres en razón. Luego no nos vengas con que no te lo
advertimos –le recalcó Estela.
–No seas testaruda, mujer. Rina definitivamente está tramando algo,
eso se puede oler a leguas –añadió Bianca.
–Bah, no pasará nada. No sean paranoicas.
Las amigas de Mandy fueron a sus respectivos lugares en el salón sin
decir nada más. Conocían lo terca que era su amiga cuando se le metía algo en
la cabeza, así que entendieron que seguirle insistiendo sería en vano.
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😻¡Infinitas gracias por leerme!😻

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