Capítulo 15: El león contra la serpiente

 


–Te tomaste tu tiempo en volver, Sonja –dijo Ozzy a su compañera cuando esta de la nada se apareció a su lado en una de las graderías del coliseo Korou.

–Ocurrieron ciertas cosas durante mi visita a Poldsmik –respondió Sonja–. Pero por ahora lo mejor será disfrutar de la pelea. Ya luego les contaré.

–Esta es una de las peleas más emocionantes que he visto en mi vida –comentó Fritz muy conmovido–. Tienes razón, Sonja, hay que disfrutarla.

Rudy y Ryan no se daban ni un descanso. Ambos se atacaban sin cesar, al punto que para aquel momento la plataforma del torneo parecía que hubiera sido afectada por un terremoto: por todos lados tenía rajaduras, agujeros y escombros, todo ello producto de la épica batalla que se estaba desarrollando encima suyo.

–La pelea está muy emocionante, pero de continuar así no iremos a ningún lado, Ryan –opinó Rudy tras retroceder a una distancia prudente de su contrincante–. ¿Por qué no utilizas alguna técnica especial o algo? ¿O es que tu poder final no es más que una espada común y corriente?

–Soy señor general para ti, mocoso. Y si tanto te aburre esta pelea, ¿Por qué mejor no te transformas en hombre bestia, como ya lo hiciste antes en el torneo?

–Luego no te arrepientas de habérmelo pedido –sonrió Rudy. Tras disiparse una potente luz, la monstruosa transformación de Rudy hizo su aparición en la plataforma.

–Podría acabarte sin usar ninguna técnica especial, pero eso sería injusto, considerando que tú te has tomado la molestia de mostrarme tu Liberación del Alma.

–Que sorpresa, no eres tan patán como pensaba…

Espada Ofidia: Serpiente Piel de Espadas –recitó Ryan. Rudy se quedó en su sitio observando como la hoja de la espada del general se iba cubriendo de puntos luminosos, los cuales rápidamente crecieron y tomaron la forma de hojas de espada. Era como si la espada de Payne fuera el tallo principal y las hojas de espada que surgían fueran largas espinas que crecían sobre ésta.

–¿Qué demonios es eso? –se preguntó Rudy tras presenciar una técnica tan extraña, y que a simple vista no parecía ser muy efectiva. Sin embargo, ni bien él terminó de asimilar lo que estaba ocurriendo, la espada de Ryan se alargó y contorneó de forma muy rápida mientras que a los costados de la hoja principal seguían creciendo hojas, y sobre estas más hojas de espada. Al final, lo único que conservaba la forma de la antigua espada de Payne fue la empañadura, pues el resto se había trasformado en una especie de gigantesco basilisco de ojos verdes, cuyas escamas eran afiladas hojas de espada.


–¿Asustado? –preguntó Ryan.

–Bonita mascota –se burló Rudy. El general Payne contestó a esta provocación agitando la empuñadura que sostenía a la colosal serpiente. Con la velocidad de un rayo, el basilisco de espadas arremetió contra Rudy, quien a pesar de que se movió muy rápido para evitar la embestida recibió un tajo en su brazo izquierdo.

–Esa cosa, a pesar de su gran tamaño es increíblemente rápida –comentó Susan desde la tribuna. Sus compañeros no paraban de animar a Rudy, aunque lo cierto es que tanto ellos como Susan estaban muy preocupados por su amigo.

–Aún no es el final –Winston tranquilizó a los muchachos–. Rudy todavía tiene un as bajo la manga.

Cuando se dio la segunda embestida de la serpiente de espadas, Rudy decidió bloquear el ataque. Con sus enormes garras trató de frenar el hocico de la serpiente, pero esta lo arrastró como si fuera una locomotora avanzando a toda máquina. A pesar de utilizar sus garras, las afiladas espadas que formaban al gigantesco ofidio le infringieron leves cortaduras en sus manos. Rudy hundió las garras de sus pies en la plataforma, pero aun así continuó siendo arrastrado. Cuando ya estaba a pocos centímetros del borde de la plataforma, sacó fuerzas de flaqueza y se impulsó hacia un lado. Rudy rodó por el piso y luego se puso rápidamente de pie. La serpiente de espadas siguió de largo por un instante, pero segundos después ya se encontraba embistiendo otra vez contra él.

–¡Ya me cansé de este maldito gusano súper-desarrollado! –vociferó Rudy. Acto seguido, su cuerpo comenzó a aumentar su masa muscular, y en menos de un minuto lo que había sido un hombre-león de figura imponente se volvió una musculosa bestia de aspecto aterrador.

–¿A-a esto se refería con el as bajo la manga de Rudy? –tartamudeó Bill sin poder ocultar su sorpresa. Mientras tanto, la mayoría del público de la tribuna más que sorprendidos estaban asustados. En ese momento el coliseo parecía una tumba; todos estaban con la respiración contenida y a la espera de lo que sucedería.

Un atronador rugido salió sin previo aviso de la enorme mandíbula de Rudy. El coliseo tembló ante tan amenazador discurso. A continuación, Rudy cogió a la serpiente de espadas del cuello y la lanzó lo más alto que pudo. Ryan, quien nunca soltó la empuñadura, voló detrás de su arma, pero con un ágil movimiento logró caer de pie. Rato después, la serpiente de espadas cayó como un afilado látigo sobre el hombro del fornido Rudy, produciéndole un sangriento corte.

Rudy se tomó el hombro y luego vio su mano manchada con su propia sangre. Miró al que le había causado esa herida y entonces, tras soltar otro atronador rugido, se lanzó al ataque. Desde ese momento lo que vieron los espectadores fue a un monstruo de amenazadoras garras dando zarpazos contra lo que, de lejos, parecía tratarse de una elástica y danzante espada gigante.

Cada vez que ambos guerreros cruzaban sus armas, una violenta onda de choque emanaba del punto de impacto y destrozaba todo lo que había alrededor. Esta era tan fuerte que incluso el público en las tribunas sentía un viento salvaje cada vez que se producía un choque.

–¡Jamás en toda mi experiencia como referí y comentarista había presenciado una pelea tan intensa como esta!! –exclamó el animador del torneo a todo pulmón. Estas palabras llenas de emoción y admiración despertaron al público de su letargo. La gente de las tribunas estalló en gritos de ánimo y algarabía. Incluso el emperador y su familia se contagiaron del renovado ambiente. La princesa Mei estaba tan conmovida que derramaba lágrimas de emoción mientras animaba con todas sus fuerzas a su querido Rudy.

–Admito que eres mejor de lo que pensaba –señaló el general Payne mientras luchaba–. Sin embargo, esta batalla ya está decidida.

Rudy no quería admitirlo, pero en el fondo sabía que estaba perdiendo terreno. Mientras más se iba prolongando la pelea, más lentos se iban haciendo sus movimientos y más cansado él se sentía. Por el contrario, con el pasar del tiempo Ryan iba acrecentando el ímpetu y la efectividad de sus ataques.

–No me vencerá, no me vencerá –se repetía Rudy a sí mismo. En un comienzo, estas palabras las dijo en voz baja, pero a medida que continuaba el combate este recitar se transformó en gritos y luego en feroces rugidos.

Rudy trató de morder a Ryan con sus enormes mandíbulas, pero el general centinela las esquivó fácilmente con un elevado salto. Entonces Rudy arremetió velozmente con un zarpazo. Ryan, que aún estaba en el aire y por lo tanto era incapaz de esquivar el ataque, lo bloqueó con su serpiente de espadas. Sin embargo, el general no vio venir un violento coletazo desde arriba, de modo que no pudo evitar el recibir el violento golpe que finalmente lo hizo estrellarse contra el ruinoso suelo de la plataforma.

–Ese último ataque no lo pude prever –se dijo a si mismo Ryan mientras se limpiaba un hilillo de sangre que había comenzado a descender bajo su boca–. Es como si Rudy lo hubiera hecho por puro instinto, sin pensar…

En estas cavilaciones estaba Ryan, cuando de improviso un iracundo Rudy lo embistió con brutalidad y le propinó una lluvia de ataques con todo lo que pudiera usar como arma de su cuerpo. Ryan se vio a punto de ser atravesado por garras y colmillos, y a punto de ser aplastado por codazos, patadas, rodillazos, coletazos e incluso cabezazos.

–¿Qué está pasando con Rudy? –preguntó Bill a sus compañeros–. Parece que hubiera enloquecido por completo.

–Ese que están viendo ahora ya no es Rudy –Winston sonó decepcionado–. Lo que hay en estos momentos en la plataforma solo es un animal salvaje que únicamente piensa en destruirlo todo a su paso.

Susan y los demás quedaron muy preocupados tras las palabras del general.

–¿Está diciendo que Rudy ha perdido el control? –preguntó Yong. Ella no podía creer lo que estaba pasando. Nunca antes en su vida había visto ni oído de algo similar.

Rudy no paraba de rugir y de atacar. A Payne cada vez se le hacía más difícil mantener el ritmo de la batalla, y más de una vez sufrió cortaduras en distintas partes de su cuerpo.

–Ya veo, lo que me advirtió Winston antes de esta pelea era cierto –sonrió Ryan–. Y yo que pensé que eran fanfarronadas. Lo siento, chico. Me gustaría continuar con el espectáculo, pero tu maestro me pidió que si perdías el control acabe con la pelea de inmediat…

Ryan no pudo completar la frase porque tuvo que retroceder para evitar ser decapitado por las afiladas garras de Rudy. El general corrió y se escabulló por entre las piernas de la monstruosa transformación del joven centinela, luego continuó corriendo, y finalmente se detuvo a varios metros de distancia de su colosal oponente.

–Como dije, yo no quería acabar nuestro encuentro de esta manera –dijo Ryan, y acto seguido murmuró “Liberación del Alma”. Apenas terminó de pronunciar estas palabras, una cegadora luz verde jade iluminó su serpiente y la dividió en cientos de espadas flotantes, las cuales se dispusieron en forma de cúpula sobre la plataforma.

El público quedó sorprendido y a la vez intrigado por lo que acababa de realizar el general. Payne extendió una mano hacia un lado, y una de las espadas que estaba suspendida en el aire voló a gran velocidad hasta posar su empuñadura en la palma de la mencionada mano. Esta espada, al igual que todas las demás, aún conservaba el resplandor de color jade, el cual la rodeaba como una especie de flameante aura.

Ryan empuñó la espada con fuerza y se lanzó al ataque. Rudy lo vio venir y se abalanzó sobre él, pero antes de que pudiera tocarlo una lluvia de espadas le cayó encima y atravesaron su cuerpo. Tras recibir la mortífera técnica, Rudy dejó escapar un quejido de dolor y luego cayó de rodillas.

–Estas no son espadas normales –explicó Ryan mientras se iba acercando con calma a su abatido rival–. Una vez que se clavan en tu cuerpo esparcen en tu interior el veneno espiritual que las rodea, es decir, aquella luz color jade. No te preocupes, mi veneno no es mortal, solo paralizará tu cuerpo por un largo rato.

–La Liberación del Alma de Ryan es prácticamente imposible de esquivar –comentó Winston tras observar lo acontecido–. Vayas a donde vayas siempre habrá espadas persiguiéndote…

–Pobre Rudy –se lamentó Bill.

Con la espada que estaba empuñando en su mano, Ryan ejecutó un veloz corte en el pecho de Rudy. Cuando terminó, la hoja de la espada ya no poseía su brillo verdoso. Este había sido absorbido por el cuerpo de Rudy.

Ryan agitó su espada y la sangre que cubría la hoja salpicó hacia el suelo. Mientras tanto, la enorme bestia que yacía inconsciente sobre la plataforma empezó a ser desintegrada por unos relámpagos blancos. El malherido cuerpo de la forma humana de Rudy apareció sobre la plataforma una vez que los relámpagos desaparecieron.

–¡La espectacular batalla final por fin ha culminado!! –vociferó el animador del torneo–. ¡Ryan Payne es el ganador, y por lo tanto aún conserva su título de vigente campeón del Torneo Dragón!!

El público estalló de júbilo. Nadie parecía recordar el poco carisma de Payne o su natural antipatía. En ese momento, lo único que le importaba a la gente era celebrar el haber sido testigos de la pelea más espectacular que jamás hayan visto en sus vidas.


🤩 Si te gustó el capítulo, no te olvides de hacérmelo saber en los comentarios y de recomendarlo con tus amigos. ¡Hasta la próxima! 👋

😻¡Infinitas gracias por leerme!😻

Comentarios

Entradas populares

EL ANILLO DEL REY NIBELUNGO (2DA PARTE)

CAPÍTULO I (1ERA PARTE)

Capítulo 1: ¿Qué rayos me ha pasado? ¡La maldición de Daysy entra en acción!